En cierta ocasión pedí prestado a una creyente unos textos de estudio teológico. Después de afirmar que los prestaría me hizo llegar, de modo supuestamente inocente, un versículo del Antiguo Testamento.

Porque en la mucha sabiduría hay mucha molestia;
y quien añade ciencia, añade dolor. (Ec 1: 18)


    En realidad no comprendí, ni aún hoy comprendo, por qué razón envió este texto la hermana en la fe. Al menos dos opciones compiten por llegar a mi entendimiento: Me tiene por sabio y es consciente de lo doloroso y ajetreado que es profundizar en los estudios o bien considera que el estudio teológico no es fructífero y, por tanto, es duro hacer algo que no ha de ser provechoso.
    Si al primer supuesto se refería he de apuntar que nada más lejos de la realidad; no soy sabio, si al saber filosófico del ser humano aludía, mis hechos me delatan: he tenido una vida con serios altibajos, plagada de actos que denotan inestabilidad y falta de coherencia. Si la alusión iba relacionada con el segundo apartado este breve análisis tendrá su razón de ser.

 

Porque en la mucha sabiduría hay mucha molestia;
y quien añade ciencia, añade dolor. (Ec 1: 18)


    En realidad no comprendí, ni aún hoy comprendo, por qué razón envió este texto la hermana en la fe. Al menos dos opciones compiten por llegar a mi entendimiento: Me tiene por sabio y es consciente de lo doloroso y ajetreado que es profundizar en los estudios o bien considera que el estudio teológico no es fructífero y, por tanto, es duro hacer algo que no ha de ser provechoso.
    Si al primer supuesto se refería he de apuntar que nada más lejos de la realidad; no soy sabio, si al saber filosófico del ser humano aludía, mis hechos me delatan: he tenido una vida con serios altibajos, plagada de actos que denotan inestabilidad y falta de coherencia. Si la alusión iba relacionada con el segundo apartado este breve análisis tendrá su razón de ser.
    En ambos casos la Palabra de Dios no debe sustituir jamás lo que deseamos y debemos expresar verbalmente. Lo contenido en la Biblia no ha de usarse dialécticamente para reforzar nuestras ideas o argumentos; antes bien todo lo que hacemos o decimos debe ser para mutua edificación.
    En un contexto de exhortación, con el objeto de evitar contiendas sobre opiniones, Pablo advirtió: “Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación” (Ro 14: 19). Por consiguiente y sin ánimo de contradecir, ofender o dañar, el análisis que viene a continuación debe ser entendido siempre como aportación crítica y nunca como destrucción o reproche.
Para una adecuada interpretación de cualquier texto debemos tener muy presente el contexto, esto es no sólo la serie de situaciones extralingüísticas , sino los mismos elementos gramaticales que preceden al pasaje objeto de estudio. En este caso puntual es conveniente hacer una lectura completa del primer capítulo del libro de Eclesiastés.
Para una correcta exégesis del texto dado es preciso realizar una sana hermenéutica que extraiga del texto lo que éste expone; en caso contrario estaremos realizando eiségesis, esto es introducir en el pasaje lo que éste no contiene.

PRIMER ANÁLISIS:
Eclesiastés comienza con un capítulo de dieciocho versículos. Previamente, como se observa, no hay antecedentes textuales; esto quiere decir que su primer contenido viene a ser un imaginario punto cero. Como epígrafes se ofrecen algunas propuestas aunque cabe la posibilidad, y no estaría del todo mal, de dejar esta antesala sin título:
-    “Todo es vanidad”
-    “Búsqueda del sentido de la vida”
-    “Primeras palabras del predicador”
-    “Vanidad de vanidades”
-    “Nada nuevo debajo del sol”
-    “Introducción”
-    “Reflexión primera”
-    “Presentación”    

El primer versículo, a modo de presentación y de llamada que pretende captar la atención (captatio benevolentiae), explica implícitamente que las palabras que van a seguir a continuación son de un autor que se define a sí mismo como el Predicador  y que, por tanto, deben ser oídas; en este caso leídas. Concluye, en el segundo verso, lo que va a ser el hilo conductor (leif motiv) de todo el libro. En el tercero nos encontramos la primera gran invitación a la reflexión de tipo existencial: ¿qué provecho tiene el hombre de todo su duro trabajo con que se afana debajo del sol? Seguidamente se nos desvela una descripción del acontecer vital en la que, tomando a la misma naturaleza para aplicar el hecho existencial, recurre a símiles (vv. 4-11).
Después de enunciar el autor su propia identidad (v. 12), en primera persona del singular, nos revela su devenir de carácter filosófico (v. 13a) cuando afirma que ha dedicado su corazón a inquirir  y a buscar  todo lo que hace el ser humano debajo del cielo, es decir, sobre la tierra; este primer apartado denota la puesta en acción o praxis de la filosofía en estado puro, el segundo como estructura sintagmática dependiente de la anterior se constituye en referencia clave para llegar a entender contextualmente el pasaje propuesto: “este penoso trabajo dio Dios a los hijos de los hombres, para que se ocupen en él.”. Ahora bien, esta búsqueda diligente (“Miré todas las obras que se hacen debajo del sol”; v. 14a) produce resultados concretos: y he aquí, todo ello es vanidad y aflicción de espíritu. (v. 14b). Implícitamente el verbo ‘mirar’ designa “observar con detenimiento para descubrir un aspecto profundo”; asimismo, la ‘aflicción de espíritu’ puede ser entendida, como admite otra traducción, por un “correr tras el viento”.
Lo que no tiene solución para el ser humano, el hombre no lo puede resolver (v. 15). Esto encuentra su par antitético  en una afirmación neotestamentaria de Jesús: “Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios” (Lc 18: 27).
    La narración nos conduce al reconocimiento de engrandecimiento y aumento de sabiduría personales (v. 16a); este autoexamen muestra que el corazón del narrador omnisciente y autobiográfico ha percibido  mucha sabiduría y ciencia (v. 16b); nótese que el verbo empleado es ‘percibir’ y no otro. Como puede deducirse el predicador dedicó su corazón a ‘conocer’ la sabiduría y la ciencia, pero también a entender sus antítesis: locura y desvarío (v. 17). Ha llegado a comprender, por la razón empírica que contiene la experiencia que otorga la existencia, que aun esto es conflicto de espíritu “porque en la mucha sabiduría hay mucha molestia; y quien añade ciencia, añade dolor” (v. 18). El segundo capítulo esboza, en síntesis, la vanidad del hedonismo.

SEGUNDO ANÁLISIS: Debemos realizar una lectura consecuente en el texto bíblico
porque solemos hacer una rápida aplicación sin previa meditación reflexiva que, la mayor parte de las veces, poco o nada tiene que ver con la idea original que el escritor, y en última instancia Dios como inspirador, tuvo en mente al escribirlo. Se debe analizar qué (contenido) y cómo (estructura) se dice.
    Si atendemos a la narración el contexto mayor se inicia en el primer versículo del capítulo y discurre hasta el tercero; a partir del cuarto y hasta el undécimo la materia descriptiva nos propone que se entienda el argumento. A partir del duodécimo Salomón analiza con honestidad su propia experiencia personal que le lleva a la definición argumental de que “todo es vanidad o aflicción de espíritu” del verso décimo cuarto. Así el resultado final del pasaje estudiado (v. 18) viene a ser la conclusión del tema desarrollado previamente en los versos 16-17 y perfectamente fundamentado en los versículos 13 y 14.
En este punto conviene retomar el segundo capítulo para comprobar a qué aludía el primero: las obras que habían hecho sus manos y el trabajo que tomó para hacerlas; he aquí que también esto era vanidad y aflicción de espíritu (v. 11a), y sin provecho debajo del sol (v. 11b). ¿Invita al nihilismo o al escepticismo? ¿Quiere esto decir que es mejor no hacer nada? No.

REFLEXIÓN:
Como se desveló anteriormente en Ec 1: 13b Dios concedió este penoso trabajo de inquirir y buscar, esto es estudiar, para que nos ocupáramos en él. ¿Puede contradecirse el ser supremo? En absoluto.
    En duros reproches contra sus escogidos el capítulo cuarto del libro del profeta Oseas advierte que el Altísimo estaba contendiendo con los moradores de la tierra porque no había verdad, ni misericordia, ni conocimiento de Dios (Os 4: 1); recuerda que el pueblo fue destruido porque le faltó conocimiento y que, por cuanto se desechó este conocimiento, el Todopoderoso también le destituiría del sacerdocio (Os 4: 6). Este texto debe ayudarnos a meditar en torno a la conveniencia o no de inquirir en las cosas divinas.
    Muchas veces se escuchan ecos de disparos acompañando al texto “El conocimiento envanece, pero el amor edifica” (1 Cor 8: 1b) porque por algún extraño y dudoso interés no se nos ha mostrado la verdad completa -por tanto, mentira- que se desprende de la lectura total del versículo:

En cuanto a lo sacrificado a los ídolos,
sabemos que TODOS tenemos conocimiento.
El conocimiento envanece, pero el amor edifica (1 Cor 8: 1)


¿Quiere decir que estamos todos envanecidos? No. La narración a los corintios viene dada en un contexto muy específico. El apóstol enviado a los gentiles está respondiendo a preguntas suscitadas; se espera, de los que poseen conocimiento de la verdad, un comportamiento adecuado y no beligerante en torno a lo lícito o ilícito de comer ciertas viandas, para no ser tropiezo a los débiles.

Por un lado a los judíos les estaba tajantemente prohibido comer carnes inmoladas a los ídolos (compárese con Ap 2: 14, 20) y, por otro, se detecta la presencia del peligroso pensamiento gnóstico que tanto influjo fue adquiriendo e imponiendo en la naciente iglesia cristiana y contra quien se levantó el apóstol Juan. La verdadera gnosis (??????), o ‘conocimiento’ que refiere el versículo, se ampara en el fundamento de que el individuo es reconocido por Dios y se realiza en el amor de Dios; no permite al hombre tomar decisiones correctas porque esto conlleva envanecimiento y orgullo. Así la gnosis bien entendida es algo concluido, es un perfeccionismo; este es el conocimiento que se reprocha.
    Otro legado paulino es esgrimido muchas veces como amenaza contra aquellos que estudian: “la letra mata, mas el espíritu vivifica” (2 Cor 3: 6). Como en el caso anterior, la verdad no ha sido expuesta en toda su plenitud; sólo se muestra un aspecto que se quiere destacar:

En el cual asimismo nos hizo ministros
competentes de un nuevo pacto,
no de la letra, sino del espíritu;
porque la letra mata, mas el espíritu vivifica.


Si atendemos con seriedad a esto comprobaremos que NADA tiene que ver con lo que se pretende argüir.
El nuevo pacto se constituye en la disposición a través de la cual se asientan las bases de una nueva relación entre Dios y los hombres. El Padre ha dispuesto que para este nuevo vínculo se instituya la iglesia; de este modo la iglesia misma se constituye en la nueva disposición. La letra es lo escrito; es decir, lo que la Ley escrita de Dios contenía como válido hasta ahora (haciendo una interpretación de Jer 31: 31-36). Los genitivos griegos ?????? (gramma, ‘letra’) y ?????? (pneuma, ‘espíritu’) expresan lo que es dado por la disposición divina; al tratarse de algo escrito, el ser humano queda abandonado a su suerte y esto no puede conducir a otro camino que a la condenación de la muerte porque incumplimos lo legal. Sin embargo, el Espíritu ha sido dado para dar vida o vivificar. El verbo ‘matar’ (?????????, apocteino) contiene el sentido de “condenación legal”; por esta razón la letra de la Ley es la que mata, no la letra concebida como estudio o lectura. Y este error interpretativo tan corriente, como otros, es algo muy serio.

CONCLUSIÓN:

Una vez expuesto todo lo anterior se espera y desea que haya quedado clara la intención de aportar luz al esclarecimiento del versículo 18 del primer capítulo del libro de Eclesiastés o “El predicador”:

Porque en la mucha sabiduría hay mucha molestia;
y quien añade ciencia, añade dolor. (Ec 1: 18)


    Otra traducción admite:

Porque en la mucha sabiduría hay mucha frustración;
y quien añade conocimiento, añade dolor. (Ec 1: 18)



Quedó patente que en la mucha sabiduría había mucha molestia o frustración (v. 18a), porque dedicarse a analizar los comportamientos y actitudes humanos (v. 14a) conlleva captar incoherencias, injusticias, desórdenes, egoísmo, orgullo, hipocresía, vanidad, soberbia, mentira, lujuria, pesimismo, apatía, hedonismo, ateísmo, escepticismo, guerra, violencia y otros conceptos nada halagüeños que residen en la misma condición de la naturaleza caída (v. 14b) del hombre (en sentido genérico). Asimismo pudo comprobarse que quien añadía ciencia, esto es conocimiento, añadía dolor (v. 18b); porque incorporar a tu saber elemental todas estas observaciones procedentes de los comportamientos que te rodean sólo puede acarrear, siempre que tengas un mínimo de sensibilidad, dolor, tristeza, desazón y desánimo.
    En resumen, Ec 1: 18 no propone que estudiar teología o cualquier otra disciplina sea negativo o contraproducente. Tal vez, si tenemos en cuenta el contexto inmediato, el versículo 13b nos esté dando la respuesta a todo esto: estudiar es una penosa tarea que se nos ha dado para que nos ocupemos de ella. Así que inquirir y escudriñar son serias labores que el mismo Dios nos ha encomendado.
En la primera epístola a los de Corinto el apóstol Pablo, iniciando una argumentación, propone (1 Cor 10: 23): Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica; a lo que añade: Ninguno busque su propio bien, sino el del otro (1 Cor 10: 24). Esta concatenación textual viene dada con la intención de mostrar que es lícito estudiar pero que no todo estudio sirve para edificación; asimismo, que si el estudio que se realiza es para buscar el bien ajeno y la edificación de la iglesia, es doblemente lícito.

 

Estos días se cumple el aniversario de la muerte de Rosa Park. O más concretamente de Rosa Louise McCauley, que es su nombre de soltera. Murió el 24 de Octubre de 2005.

¿Quién es Rosa Park?


Rosa Park se hizo famosa en el mundo porque el día 1 de Diciembre de 1955 se negó a sentarse en los asientos destinados a los negros, en el autobús que le llevaba al trabajo, y lo hizo en uno que legalmente estaba reservado para los blancos.

La legalidad vigente en ese momento en los EE UU amparaba la posición del conductor del autobús que quería obligarle a sentarse donde le correspondía. Ella decidió que la justicia social estaba por encima de la legalidad. Se sentó en los asientos de los blancos. Y su voluntad de querer equipar los derechos de negros y blancos, a sentarse en el mismo asiento, la llevó a ser condenada por los tribunales, que no por la justicia, y a pagar las consecuencias de su osadía.

El gesto hubiera pasado inadvertido si una parte de la Iglesia Protestante de los Estados Unidos hubiera continuado mirando hacia otro lado escondiéndose en la legalidad vigente.

Esta vez fue diferente.

El pastor Martin Luther King se puso al frente del clamor popular a favor de la justicia y en contra de la legalidad vigente para reclamar la igualdad entre negros y blancos. Promovió un boicot a los autobuses de la ciudad de Montgomery que fue seguido masivamente. No detuvieron el boicot hasta conseguir que empezasen a ser reconocidos sus derechos.

Por aquel entonces prácticamente nadie sabía ni quién era Rosa Park ni quién era el pastor Martín Luther King. Seguramente hoy en día también hay poca gente que sepa quiénes son. Lo más importante es el cambio social que se ha producido entre aquellos días y nuestros días. Lo más importante es el cambio social que comenzó cuando una mujer se negó a cumplir con la legalidad vigente, una legalidad que era injusta y discriminadora.

El cambio iniciado lo simboliza el hecho de que pocos años después de morir Rosa Park fue elegido Barak Obama (11/05/2008) como presidente de los Estados Unidos.

Ella no pudo ver cómo su sueño de justicia se había hecho realidad pero lo que ella sembró acabó germinando.

La crisis social que vivimos hoy en día demanda una nueva Rosa Park.

Y la Iglesia que compartimos demanda también un nuevo pastor que encarne los valores y la lucha de Martin Luther King.

El verdadero cambio interior se produce cuando descubrimos que hemos sido creados por y para Dios; y, vivimos para agradar  a nuestro creador, para ADORAR a Dios.  Diferenciemos lo que es Adorar y Alabar: ADORAR, es amar a Dios sobre todas las cosas, esto debe producir un cambio profundo en nuestras vidas que deben hacerse visibles en nuestras decisiones, esto implica que debe existir sinceridad en nuestros corazones.- ALABAR.- Es la manifestación espiritual de la alegría del corazón cristiano, en cada persona existe una forma diferente de manifestarse, ésta tiene una exigencia, debe ser autentica, sin autenticidad la alabanza se transforma en mentira. Una vez establecido lo que es adorar y alabar, establezcamos como podemos permanecer agradando a Dios.

Lección 1.-  La adoración nace de nuestra libertad.- todas y cada una de nuestras actividades diarias de nuestra vida debemos vivirlas en culto a Dios, es decir, todo lo que realicemos cada día debe ser para honrar y glorificar de Dios, sin dejar que los pensamientos no cristianos nos distraigan de vivir en la presencia de Dios.


Lección 2.- La adoración es adoración practica.-  La adoración práctica es seguir a Cristo con todas las consecuencias, esto no implica caer en el fanatismo, sino que tu vida sea una ofrenda viva sometida a la voluntad de Dios, para ello debes en oración buscar su voluntad, llevando nuestras imperfecciones a los pies de la cruz y ser libre para: adorar, agradar, no hacer las cosas a medias, vivir en excelencia, alrededor de nuestra espiritualidad y librándonos de nuestra mediocridad espiritual.


Lección 3.- Adorar significa cambiar nuestra manera de pensar.- Pablo en Romanos 12:2; nos dice: No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”.; es decir, que nuestros pensamientos sean transformados conforma a la voluntad de Dios.


Lección 4.- Adorar es hacer lo que Jesús hacía.- Si hemos aceptado y reconocido a Jesús como nuestro salvador personal, que es el camino la verdad y la vida, nuestro maestro, significa que como sus discípulos y seguidores, en continua oración debemos buscar su voluntad y seguir su ejemplo, renunciando a nuestras aspiraciones terrenales, prestando atención a lo que Dios quiere para nosotros.


CONCLUSIÓN.- Hoy, después del camino recorrido, la ilusión de muchos ha dado paso a la frustración. Hay un sentir generalizado de insatisfacción. El frío del desencanto se ha apoderado de un buen número de personas. Muchos han entrado ya en la vía muerta del cinismo. Es el viaje a ninguna parte. Y es que el verdadero cambio todavía no ha llegado. Es el que tiene que ver con la disposición interior del individuo, hacia sí mismo y hacia los demás. Y mientras este cambio no se produzca, todo lo demás no tendrá más que un efecto epidérmico, superficial y pasajero. Aquí es donde el Evangelio ofrece una alternativa de cambio válida a quienes sin prejuicios se abren a su mensaje. Es la alternativa de la fe en Jesucristo. Jesús es el mayor factor de cambio que el mundo jamás haya conocido. Su palabra es portadora de luz, vida y libertad. Sus enemigos dijeron de él en Juan 7:46 "Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre", Jesús rompe los moldes. Su mensaje es radical, transformador. Afirma ser " el camino, y la verdad, y la vida." Es el camino del amor y la reconciliación. Es la verdad que llena el corazón. Es la vida que colma de esperanza.

Los protestantes tenemos una larga y triste experiencia sobre las injusticias constitucionales. Siempre hemos sido legalmente ciudadanos de segunda -constitucionalmente hablando-.

Lógicamente las Leyes de Libertad Religiosa, y las normativas que se derivan para su aplicación, han reflejado esta realidad.

Este criterio se aplica incluso en el presente marco democrático.

La Ley de Libertad Religiosa actualmente vigente no regula los Derechos Colectivos de las Minorías Religiosas -que es su principal razón de ser-. La Ley, que fue aprobada por unanimidad por el Parlamento Español, consiente que haya diferencias y desigualdades entre la confesión mayoritaria y el resto de confesiones religiosas. Más aún: entre la sociedad civil organizada y las confesiones religiosas minoritarias.

La conclusión a la que nos lleva este hecho es que el actual marco democrático no da respuesta a las demandas de justicia y de igualdad de las minorías religiosas.

Seguramente por esta razón el actual Presidente de la Federación Protestante, la FEREDE, a los pocos días de tomar posesión de su cargo ya pidió públicamente la reforma de la actual constitución.

Naturalmente que en los casi cuarenta años de democracia se han producido avances en materia de libertad religiosa. Lo que hay que aclarar es que estos avances se han producido más por la bondad de determinadas personas, que han tenido responsabilidades en la materia, que por una voluntad política de hacer justicia a las minorías religiosas.

¿Es la actual constitución la herramienta que ha de resolver el desencaje de las minorías religiosas? La única respuesta posible que podemos aportar es el hecho de que hasta ahora de poco nos ha servido.

Que un principio sea constitucional no quiere decir que sea justo. Seguramente será legal pero una legalidad que ampara una injusticia difícilmente perdura en el tiempo sin que genere rechazo.

Y eso es lo que está pasando con esta constitución.

Si la constitución, o su aplicación, no conlleva la justicia colectiva que se le demanda, o hay que cambiarla o hay que cambiar el criterio de aplicación.

Lo que podemos constatar es que algo se ha hecho mal hasta ahora.

Y los protestantes no queremos esperar otros 40 años para dejar de ser ciudadanos de segunda.

Emitir 1.500 programas por televisión es un hito histórico y si, además, se han emitido 1.500 programas evangélicos en España esta cita más que histórica es cósmica.

Pero esta es la realidad del programa evangélico de la televisión gallega "Nacer de Novo" que de la mano de su director, Jaime Fernández, ha conseguido este hito más que remarcable.

Aún recuerdo la amabilidad de Jaime Fernández el día que visité los estudios de la televisión gallega. Una vez nos enseñó las instalaciones, vimos el programa que estaba preparando y fuimos testigos de la buena acogida con que era recibido Jaime entre sus compañeros; nos hizo una propuesta que nos sorprendió: intentar que el director le pueda recibir -nos dijo-.

Y dicho y hecho.

Después de esperar un rato, el director de entonces nos recibió en persona para explicarnos el apoyo institucional que daban, y siguen dando, a él programa evangélico de su televisión.

A todos nos sorprendió no sólo como tan rápidamente nos había acogido sino el apoyo que tenía Jaime Fernández para realizar su tarea.

Gracias a este apoyo el programa evangélico gallego se emite cada semana, como también lo hace el que se emite por televisión española, a diferencia de la televisión catalana en la que el programa evangélico "Néixer de Nou" se emite una vez al mes.

Lo que la mayoría de personas no saben es que el programa protestante que se emite por TV3 cada último domingo de mes se llama "Néixer de Nou" porque es el nombre que había puesto Jaime Fernández en su programa: "Nacer de Novo".

Los dos nos propusimos que todos los programas evangélicos, a las televisiones públicas, tuvieran el mismo nombre.

Nosotros con "Néixer de Nou" hicimos lo que era necesario que hiciéramos.

Ahora lo que hace falta es animar y felicitar a Jaime Fernández, a la televisión gallega y a todas las iglesias evangélicas de Galicia que han colaborado con este magnífico programa por haber llegado a hacer 1.500.

Me faltan palabras para felicitar de todo corazón a todos vosotros que sigáis siendo un ejemplo para todos aquellos que vamos detrás.

Que Dios os siga bendiciendo.

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